miércoles, 3 de diciembre de 2008

Appaloosa

Por Eduardo Pacho

Director: Ed Harris

Si es usted mujer y está harta de escuchar de forma gratuita que los hombres son nobles y honestos por naturaleza y está convencida de que la expresión "hombres que se visten por los piés" carece de significado, esta es su película. ¿Por qué? Porque Ed Harris y sobre todo Viggo Mortensen representan el prototipo de masculinidad con la que tantos hombres nos sentimos identificados y muchas mujeres se sienten atraídas. Son hombres de la cabeza a los piés, con sólidos principios, virtuosos, honrados y con sentido de la dignidad.

El film en sí es también una buena película con todos los ingredientes del género: indios, trenes, caballos, pistoleros, duelos...Incluso tiene algo de cine negro en la fatalidad de la presencia de Renée Zellweger, que causa problemas a todo aquél que osa acercarse a su lado. El personaje que encarna no sale muy bien parado, ya que es un ser profundamente dependiente, con una necesidad de compañía constante del macho dominante, aunque sin perder nunca el apellido de su viudo, con el que todo el mundo se dirige a ella despersonalizándola a su vez. La Sra French representa además una mujer que también abunda en nuestros días: coqueta, insinuante, ávida de compañía masculina, y con carencias afectivas constantes.

El malo del western es Jeremy Irons, quizá el personaje más plano y en el que menos se profundiza, aunque su duelo con Viggo Mortensen es el punto culminante que da sentido a la película y también su presentación en escena es digna de mención. Por otro lado Viggo Mortensen complementa muy bien a Ed Harris en su papel: siempre que éste necesita una palabra para superar su ligera dislalia, Viggo siempre está ahí. Es una especie también de consiglieri, que sabe en todo momento lo que es pertinente, si bien la decisión final siempre es de Harris, excepto en tema de mujeres, en el que Harris es torpe hasta rozar lo extravagante.
Su relación recuerda en cierta medida a la de Ballard y Johnny en Gilda, que aunque no es tan sutilmente homosexual, cuando menos es una relación necesaria, complementaria e indisoluble. Ahora bien, aunque los popes de la homosexualidad vean una nueva Brokeback Mountain, no tiene nada que ver y es más una relación de nobleza que de amor.

















Bien está Ariadna Gil, una muy creible amante de Mortensen, bien están las escenas en el tren, bien está Renée, bien está Irons y sus secuaces y bien están los diferentes duelos con los pistoleros incluyendo el soberbio duelo final. Un poco idiotizados aparecen los representantes políticos de Appaloosa, aunque más idiotas eran los habitantes en Sólo ante el peligro. En fin una buena película, entretenida, interesante y con un elenco de actores a la altura de las circunstancias.

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